Construida a partir del siglo VIII sobre la basílica de San Vicente visigoda, fue objeto de ampliaciones durante el Califato de Córdoba, y tras la conquista crisyiana en 1236 fue convertida en catedral, para lo que se realizaron modificaciones, las más sustanciales y polémicas en 1523, cuando la parte central de la antigua sala de oración se transformó con los criterios propios de la arquitectura del renacimiento.
Con 23.400 metros cuadrados, fue la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, por detrás de la Mezquita de la Meca, siendo sólo alcanzada posteriormente por la Mezquita Azul (Esatmbul, 1588) y la Mezquita Hassan II .
Es uno de los espacios turísticos más visitados y se le ha considerado el primero de los doce tesoros españoles.
A la mezquita se accede por la Puerta del Perdón, de estilo mudejar (1377), en donde se observan las hileras de naranjos y palmeras, de las fuentes y los arcos de herradura que lo rodean junto a la puerta se levanta la mezquita que se compone de tres partes: "El Patio de los Naranjos", que en tiempos del Califato era el "Patio de las Abluciones" (conserva buena parte de su aspecto original), el almirar desmochado parcialmente y rodeado, a principios del siglo XVII, de un «encofrado» de estilo herreriano.
La puerta de Las Palmas da acceso a la mezquita: hay un bosque de 1300 columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores. El mihrab, lugar santo de ue señala la dirección Sur y no la de La Meca, de acuerdo con la voluntad de Abderramán (hacia el río porque le llevaba hasta su Damasco natal). Ésta es una de las hipótesis, pero hoy día está más aceptada la teoría de que la nave principal de la mezquita sigue la orientación de la calle principal (cardo) de la antigua Córdoba Romana (Colonia Patricia), como se ha atestiguado en las excavaciones arqueológicas realizadas en la ciudad. El mihrab es un joyel de mármol, estuco y mosaicos bizantinos brillantemente coloreados sobre fondo de oro y bronce, ademas de cobre y plata.
En el Lucernario se conservan los arcos lobulados de los muros y la cúpula. En la cabecera destacan los arcos, los mosaicos del muro y la estructura y decoración de las cúpulas a base de arcos cruzados.
Tras la conquista de Córdoba por los cristianos, éstos utilizaron la mezquita para celebrar su culto, pero en el siglo XVI, cuando el Islam fue definitivamente expulsado de la península Ibérica, los vencedores quisieron adecuarla a sus creencias: construyeron una catedral renacentista, a cargo de Hernan Ruiz, y luego, de su hijo, en pleno corazón de la mezquita, alterando la perspectiva original.
De la antigua iglesia cristiana, destruida para construir en su solar la mezquita, apenas quedó rastro y solo a raíz de algunos trabajos iniciados en la década de 1940 se lograron recuperar algunos de sus restos en el subsuelo de la Catedral, fundamentalmente mosaicos y los pilares.
La puerta de Las Palmas da acceso a la mezquita: hay un bosque de 1300 columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que se apoyan trescientos sesenta y cinco arcos de herradura bicolores. El mihrab, lugar santo de ue señala la dirección Sur y no la de La Meca, de acuerdo con la voluntad de Abderramán (hacia el río porque le llevaba hasta su Damasco natal). Ésta es una de las hipótesis, pero hoy día está más aceptada la teoría de que la nave principal de la mezquita sigue la orientación de la calle principal (cardo) de la antigua Córdoba Romana (Colonia Patricia), como se ha atestiguado en las excavaciones arqueológicas realizadas en la ciudad. El mihrab es un joyel de mármol, estuco y mosaicos bizantinos brillantemente coloreados sobre fondo de oro y bronce, ademas de cobre y plata.
En el Lucernario se conservan los arcos lobulados de los muros y la cúpula. En la cabecera destacan los arcos, los mosaicos del muro y la estructura y decoración de las cúpulas a base de arcos cruzados.
Tras la conquista de Córdoba por los cristianos, éstos utilizaron la mezquita para celebrar su culto, pero en el siglo XVI, cuando el Islam fue definitivamente expulsado de la península Ibérica, los vencedores quisieron adecuarla a sus creencias: construyeron una catedral renacentista, a cargo de Hernan Ruiz, y luego, de su hijo, en pleno corazón de la mezquita, alterando la perspectiva original.
De la antigua iglesia cristiana, destruida para construir en su solar la mezquita, apenas quedó rastro y solo a raíz de algunos trabajos iniciados en la década de 1940 se lograron recuperar algunos de sus restos en el subsuelo de la Catedral, fundamentalmente mosaicos y los pilares.
La Catedral de Córdoba no es simplemente un monumento o un templo intercultural; y tampoco una Mezquita, sino la iglesia madre de la Diócesis. El término "catedral" deriva de la "cátedra" del Obispo, desde la cual ejerce como pastor de todo su pueblo. Por eso una catedral es imagen expresa de la iglesia de Cristo que predica, canta y adora en toda la extensión de la tierra.
La Catedral está viva, es testigo de nuestra historia. Actúa como un libro que, para quien sepa leerlo, descubre el mensaje del altar, de las naves, de los retablos... enseñándonos a conocer y amar a Dios, al mundo, y al ser humano.
Bajo toda catedral, siempre hay un hecho de catedrales ocultas. En el caso de Córdoba, la tradición ya apuntaba los orígenes visigodos de la construcción. Este dato lo han confirmado las excavaciones arqueológicas, cuyos restos cuntemplamos en el Museo de San Vicente y en la cat donde se observan "in situ" restos de mosaicos del antiguo templo cristiano. Es un hecho histórico que la basílica de San Vicente fue expropiada y destruida para edificar sobre ella la posterior mezquita, cuestionando el tópico de la tolerancia que supuestamente se cultivaba en la Córdoba del momento. Se trataba de la iglesia principal de la ciudad, una basílica martirial del siglo VI que siguió siendo recordada y venerada por los cristianos siglos después de su destrucción.
Es la iglesia, a través del Cabildo Catedralicio, quien ha hecho posible que la antigua mezquita del califato de Occidente, la Catedral más antigua de España, patrimonio histórico de la Humanidad, no sea hoy un montón de ruinas. Porque una de las misiones de la iglesia siempre ha sido custodiar e inspirar el arte y la cultura.
La visita a la Catedral de Córdoba puede despertar la exigencia de una belleza más grande, que no se marchite con el tiempo. Porque la belleza, al igual que la verdad y la bondad, es un antídoto contra el pesimismo, una invitación a gustar la vida, una sacudida que suscita nostalgia de Dios.
Fue un lugar muy interesante de visitar y animo a todos los que no lo conozcan a ir a verlo porque merce la pena. A simple vista tiene muchos aspectos que te hacen pensar que es una catedral normal como tantas otras que hay en España, pero cuando te adentras y lo ves mejor, te das cuenta que es otro estilo completamente diferente. Se nota que está construida por la cultura musulmana. Cada catedral tiene su magia, pero ésta la tiene por ser diferente a las demas catedrales cristianas. En general, conocer la mezquita fue algo muy posititivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario