ADAPTACIÓN Y CONTRASTE. CONTRASTE SUCESIVO Y POSTIMÁGENES.
La adaptación nos hace corresctamente sensibles por una regulación fisiológica que siempre sitúa en un conveniente nivel medio. Esa adaptación es total cuando cambiamos de ambiente con distinta iluminación, o cuando, en una misma escena, esa iluminación varía. Pero también se producen adaptaciones parciales. La intensidad del flujo varía. La visión rápidamente detecta unas zonas espaciales claras y otras oscuras.
La organización del campo visual es decisiva y determinante en estos casos.
Ahora bien, tan pronto como sometemos al ojo a una fijación continuada en una superficie, sea clara u oscura, parece iniciarse este proceso de adaptación en esa zona concreta. Si al principio esa superficie es intensamente negra, según la estamos observando va pareciendo serlo menos.
Notamos, debido al efecto continuo de la percepción del borde, que éstos parecen todavía mas negros porque su interior se convierte en gris. Si de pronto giramos la vista sobre una zona clara y despejada, notaremos un resplandor que corresponde a la anterior zona retiniana poco estimulada por la superficie negra.
Por el contrario, si también giramos la vista hacia la superficie blanca, el anterior círculo gris claro rodeado de blanco parece mas claro.
Por eso las zonas retinianas, antes oscuras, ahora se ven con mas brillo, mientras que las zonas claras o el gris sobre fondo negro, habiéndose desgastado más, ahora comparativamente son también más oscuras.
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